dimarts, 5 de gener del 2016

¡Me lo pido! o una historia sobre Navidad, infancia, sentido común y sostenibilidad...


1. INTRODUCCIÓN

Un año más llegan las fiestas de Navidad y Año Nuevo y el modelo económico occidental impone, en general, pautas de consumo irracionales e insostenibles que ponen de manifiesto la ingente tarea que queda por hacer en el camino hacia una sociedad responsable de sus actos y consciente de los riesgos que entraña no hacer nada en materia de Sostenibilidad.

Este hecho resulta especialmente relevante en lo que afecta a la infancia. Fundamentalmente por lo que entraña el juego en un sentido educativo y de evolución social. L@s niñ@s de hoy serán la ciudadanía del mañana. Y este es un aspecto relevante. En función de lo que se haga en su proceso educativo el resultado puede ser uno u otro. ¿Qué tipo de ciudadanía se está educando bajo este modelo insostenible?


El exceso de bienes materiales pretende en muchos casos liberar "de culpa" a padres y madres que dedican mucho tiempo y esfuerzo a sus carreras profesionales y poco a sus vástagos. ¿Alguien cree, de verdad, que "las cosas" pueden sustituir el afecto, el juego o la dedicación? Fuente: www.babymoon.es 

Resulta evidente (seguro que en un entorno muy inmediato...) que muchas familias han perdido el norte en lo que a cantidad y calidad de regalos se refiere. En parte, por una sociedad occidental con un poder adquisitivo suficiente (nuevamente, en general) y un profundo sentimiento de culpabilidad que pretende sustituir con bienes materiales aspectos afectivos, y por otra por un bombardeo constante de publicidad a l@s pequeñ@s que son sometidos vía televisión, radio, medios digitales a una presión impresionante destinada a alimentar sus ansias de consumo. Todo ello por no hablar de la increíble incoherencia que entraña el hecho de haber desvirtuado una fiesta religiosa como es la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret. La religión católica (mayoritaria desde un punto de vista confesional en Occidente) propugna, teóricamente, unos valores de humildad, generosidad y sencillez. Por contra hoy en día la Navidad se ha convertido en sinónimo de consumo exagerado de recursos a todos los niveles. Se consume más energía, se producen más residuos... se come sin tener hambre, se bebe sin tener sed... 


La crítica al modelo de consumo utiliza en muchos casos sus propios iconos. No obstante la crítica cada vez mayor a estas fiestas entraña una gran verdad. Aunque sea en tono satírico la imagen evidencia el hecho de que hay familias que se endeudan para consumir. Fuente: www.desmotivaciones.es 

Además, y como elemento determinante en un análisis de la insostenibilidad del modelo de celebración actual adquieren también una importancia primordial las desigualdades sociales. Las familias con poder adquisitivo colman de bienes materiales a su prole. Por contra aquellas que viven bajo el umbral de la pobreza no puden llegar a regalar a sus hij@s, aumentando el estigma de la desigualdad y la injusticia.

La Navidad se ha convertido en muchos casos en una fiesta vacía de contenido y significado durante la que se transmiten valores erróneos a la infancia (valores materiales en lugar de afectivos), en la que no siempre prima el sentido común (el menos común de los sentidos) y con un carácter profundamente insostenible (en lo social, en lo económico y por supuesto, en lo ambiental).


Un niño con una sonrisa amplia de felicidad. Acaba de recibir su regalo de estas navidades de la mano de una ONG de cooperación y ayuda al refugiado. Su hogar es una tienda en el campo del valle de Bekaa, en Siria. Fuente: Agencia Reuters


¿Es posible una Navidad Sostenible? Ya no solamente una Navidad. ¿Es posible que el modelo de celebraciones cambie hacia festejos más sostenibles en todos los sentidos?

Todo es posible, con los parámetros y las propuestas adecuadas. Nadie dijo que fuera fácil el camino hacia esa sociedad responsable de sus actos. Consciente de los riesgos que entraña no hacer nada en materia de Sostenibilidad. No sólo es posible. Es, simplemente, necesario. Y no sólo en materia de consumo, pero por algo hay que empezar... 



2. HACIA CELEBRACIONES MÁS SOSTENIBLES.

Con todo respeto para quienes llevan a cabo una celebración tradicional, familiar, religiosa, en un sentido austero, afirmar que en general hoy día las fiestas navideñas no son sostenibles en su concepción actual puede sorprender a algunos. Ofender a otros. Pero los hechos, hechos son. Y siempre ha habido personas que cuestionan la "normalidad" establecida y cuyas aportaciones resultan a día de hoy imprescindibles. Los colectivos ecologistas, entre otros muchos, llevan cuestionando el modelo de consumo (no sólo navideño, si no general) mucho tiempo. Pero es que la situación actual permite pocos retrasos. Cualquier medida de índole socioeconómica para mejorar la sostenibilidad puede tardar años en surtir efecto. Pero el problema es que en esta materia el crédito hace tiempo que se ha agotado.

Un ejemplo: Según datos de la organización Global Footprint Network en 2015 el mundo gastó en 8 meses su crédito de recursos naturales para todo año.


En este gráfico se muestra la Huella Ecológica y la biocapacidad por persona en España desde 1961. Ambos se miden en hectáreas globales. Aunque la mayoría de los datos de entrada para el cálculo de la Huella provienen de fuentes estadísticas de la ONU, la calidad de los resultados de cada país puede variar. La calidad de la evaluación se califica de 1 a 6, y para España es de 6 sobre 6. Fuent: Global Footprint Network


Es decir, en tan sólo 8 meses de 2015 la Humanidad consumió los recursos que tenía para todo el año. Este hecho genera 4 meses de "déficit". La sociedad actual ha estado un tercio del año viviendo a cuenta. ¿A cuenta de qué? A cuenta de los que vendrán después de nosotros. A cuenta de nuestros hijos e hijas. Estamos generando deuda. Pero por desgracia esta no se arregla con "truquitos" financieros... ni fabricando billetes, ni subiendo o bajando tipos de interés, ni con primas arriesgadas... esta deuda es difícil de afrontar. Y condiciona el futuro de las personas que vendrán. Resulta curioso como al final de la gráfica, coincidiendo con el estallido de la crisis la huella se reduce. Es lógico, la gente aplica restricciones que no aplicaría si no tuviera carestía de recursos. Se podría afirmar, erróneamente, que la crisis es buena a nivel ambiental, pero no. No es cierto. No lo es porque el nivel de consumo se reduce por necesidad, no por convicción. 


El cálculo de la huella ecológica permite conocer detalles sobre el grado de sostenibilidad que cada cual tiene en su propio día a día a partir de parámetros de consumo de energía, agua, transporte o residuos. Puede calcularse fácilmente en la web http://www.tuhuellaecologica.org/


El hecho de centrar este artículo en los peques y las fechas navideñas se basa una cuestión evidente. Por una parte el hecho de que la fiesta se ha desvirtuado y se ha convertido en una oda al consumismo capitalista más salvaje e irracional. Y por otra porque la infancia conforma la ciudadanía del mañana. Ell@s son el futuro. Y al mismo tiempo son quiénes padecerán o disfrutarán ese futuro que les dejemos los "adultos" de hoy. Sirve como ejemplo el exceso de juguetes que reciben durante estas celebraciones.

La espiral de consumo, consciente o inconsciente, que parece haberse impuesto en las últimas décadas no beneficia a l@s pequeñ@s. De hecho, según diversos expertos se puede producir un efecto contraproducente. Es el denominado "Síndrome del niño hiperregalado" 

Hace unos años la profesora Cristina Ramírez Roa, del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat de Barcelona acuñó el concepto para este sídrome: "vivimos en una sociedad de niños “hiperregalados”, que crecen con la idea de que todo se les va a dar hecho, porque así se lo han hecho sentir, y que no necesitan esforzarse para conseguir las cosas. Educar en el esfuerzo supone también un esfuerzo en la educación, que puede que muchos progenitores no estén dispuestos a mantener".


Viñeta irónica sobre el modelo de educación actual. Autor: SIPE

Según diversas publicaciones de psicología infantil, pedagogía y educación un exceso de juguetes no solo no es beneficioso si no que además suele provocar la pérdida de la ilusión por parte de niños y niñas que lo que reclaman no son más bienes materiales, dado que sus necesidades están cubiertas, si no que demandan tiempo con sus padres. Así pues se producen niñ@s indolentes que parecen no apreciar lo que tienen y que por contra anhelan tiempo de juego con sus padres, de atención, de cariño y de afecto... 

Según la psicóloga Jenifer Delgado, un exceso de juguetes:

1. Produce una sobreestimulación. Cuando los niños reciben muchos regalos, no disfrutan de ninguno en especial, o se decantan por el regalo que más les ha gustado, obviando el resto. El exceso de estímulos simplemente les sobrepasa, por lo que muchos de esos regalos terminarán tirados en un rincón. Cuando el niño recibe más juguetes de los que son capaces de jugar, no puede concentrarse en cada uno, por lo que no les saca el máximo provecho.

2. Pérdida de la ilusión. El exceso de regalos puede hacer que el niño desarrolle una apatía total. Cuando el niño está acostumbrado a recibir muchos presentes, considera que es una obligación de los padres, y pierde la ilusión que normalmente implica recibir un regalo y descubrir su contenido. Por tanto, de cierta forma, en vez de embellecer su infancia, le estamos robando una de las emociones más bonitas.

3. Bajo nivel de tolerancia a la frustración. Los padres que le dan a sus hijos todo lo que desean, sin explicarles el sacrificio que se esconde detrás de cada regalo, contribuyen a generar una actitud egocéntrica, de forma que los niños no aprenden a lidiar con los reveses y la frustración, una capacidad esencial para la vida.

4. Limita la fantasía. El exceso de juguetes termina provocando aburrimiento y mata la fantasía. De hecho, aunque los niños necesitan juguetes para desarrollar tanto sus habilidades motoras como cognitivas, no podemos olvidar que también se puede jugar sin juguetes, y es precisamente en esos momentos, cuando no hay un guión preestablecido, cuando más desarrolla la creatividad.

5. Desarrolla antivalores. Cuando los niños reciben demasiados juguetes o regalos, les restan valor, no comprenden en su verdadera magnitud el esfuerzo que probablemente han tenido que hacer los padres. Como resultado, pueden desarrollar actitudes consumistas y profundamente egoístas. 

Es decir, que regalar mucho no es bueno. Pero además de que no lo es para nuestros hijos, no lo es para la sociedad en su conjunto ni para el medio ambiente. La única defensa que puede caber a este modelo es una defensa económica del sector del juguete. Pero, ¿Dónde se fabrican esos juguetes? ¿En países en vías de desarrollo con modelos de explotación de los trabajadores sin derechos laborales? ¿En fábricas españolas?.

La zona del norte de Alicante interior (Ibi, por ejemplo) ha sido tradicionalmente una zona con industria juguetera. Según datos de diciembre de 2015
las empresas jugueteras españolas tenían previsto incrementar su facturación entre un 6 y un 7 tanto por el consumo del mercado nacional como por las exportaciones (Datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ)). La misma fuente cifra en 1.377 millones de euros, de los cuales el 40 por ciento provinieron de las ventas a otros países, las ventas de 2014. Podríamos hablar de cómo está el sector, y de su deslocalización selectiva, pero eso da para otro artículo. 


Ibi, ciutat del joguet. Comarca de L'Alcoià, Alacant. A partir de los años 40 y 50 Ibi experimentó un importante auge gracias al sector juguetero. Las industrias contaban con plantillas de centenares de trabajadores que permitieron un impulso al crecimiento de la localidad. Fuente: Juan Carlos Soler. Periódico ABC

Además, en un país con una tasa de paro tan elevada como España no se puede desdeñar el argumento industrial como nicho de creación de empleo. De hecho se requiere una re-industrialización. Pero en ese proceso de mejora industrial del siglo XXI sí se debe reforzar y mejorar su Sostenibilidad. Del mismo modo que la industria del automóvil no debería pretender (aunque lo pretende) crecer hasta el infinito y más allá (Es lógico pensar que no es sostenible vender todos los años cientos de miles de coches más que el año anterior ni por recursos, ni por espacio para aparcarlos ni por..., ¿cierto?), el resto de industrias deberían empezar a plantearse como ser más sostenibles. No por nada, es que su propia supervivencia depende de ello.


Por tanto, de acuerdo con lo que se ha ido exponiendo es evidente que la situación actual deja un escenario en el que de tres factores que conforman una situación de Sostenibilidad sólo uno (el económico) presenta fortalezas, y los otros dos (el social, y el ambiental) salen perjudicados. Por ello se han ido elaborando a lo largo de los últimos años algunos materiales orientados a concienciar en el sentido de un consumo responsable. 


Corto para público infantil realizado por Pablo Llorens para SETEM. Dilema entre "Homo consumus" y "Homo responsabilus" analizado por el Prof. Setemius desde su programa "Grandes Documentales Marcianos".



Animación de Steve Cutts sobre la relación de los "humanos" con la naturaleza. "MAN"




3. CONCLUSIONES.

Por todo lo que se ha expuesto resulta evidente que es necesario proponer nuevos modelos de consumo (y también económicos) orientados hacia un sistema más sustentable. Es necesario si se pretende no cometer errores del pasado. 

También es necesario reseñar, para alejarse de la polémica que ser críticos con el modelo no es querer aguar la celebración a nadie. Es simplemente un ejercicio constructivo de evolución hacia celebraciones diferentes. Más sostenible.

En este sentido algunos de los expertos consultados para esta entrada recomiendan diversas actitudes como por ejemplo la regla de los 4 regalos (Delgado, 2015):

1. Un regalo que pueda usar, como las prendas de ropa, los zapatos o accesorios similares.

2. Un regalo relacionado con la lectura, ya se trate de un libro en papel o un e-reader.

3. Un regalo que deseen mucho, dirigido a alimentar la ilusión.

4. Un regalo de cualquier índole que realmente necesite.


No se trata de no regalar. Se trata de regalar menos, y mejor. Y ese mejor es amplio. Es un mejor en sentido ambiental y social (productos eco, certificados de calidad, comercio justo, de proximidad...) estando dispuestos a pagar lo que valen las cosas. Cuando algo es muy barato, caben dos preguntas: ¿Es de buena calidad? ¿Alguien está siendo explotado para que yo lo pueda comprar tan barato? Aquí se enlaza un decálogo elaborado por el equipo de Medi XXI GSA en el marco de una campaña de "Navidad Sostenible" para la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento de Xátiva (Valencia):


Decálogo para unas navidades más sostenibles. Fuente: Medi XXI GSA

Las Navidades son unas fiestas que para much@s pequeñ@s representan ilusión y alegría por estar con la familia, por los regalos..., pero es un momento ideal para educar. Para aportar valores. Para que l@s niñ@s entiendan a valorar otras cosas más allá de las cuestiones materiales. Por ejemplo, simplemente viendo las noticias, comentar que existen otr@s niño@s, de su misma edad, pero que simplemente han tenido la suerte o la desgracia de nacer en otro sitio que no tienen tanta fortuna como ell@s. Una actividad recomendable y que da buenos resultados educativos es la de animarles a donar algunos de los juguetes que ya no usan y que estén en buen estado. Se fomenta la empatía, la solidaridad y se enseña a valorar lo que se tiene.

En ocasiones, jugar con ellos es mejor que regalarles tantas cosas. En ocasiones, la sostenibilidad, sólamente depende del recurso T. 

T de tiempo compartido con nuestr@s pequeñ@s. Ese tiempo que tanto valoramos para nuestro trabajo y que tan a menudo falta para cosas realmente importantes como salir juntos al monte a pasear y mostrar, de paso, que el mejor regalo que podemos hacernos es conocer, conservar, proteger y mejorar el lugar en el que vivimos tod@s, grandes y pequeñ@s y sin el que no podríamos vivir, ni regalar. Nuestro planeta.

Que tengáis una buena Noche de Reyes, y un fantástico 2016... 






FUENTES:

http://www.wwf.es/noticias/informes_y_publicaciones/informe_planeta_vivo/
http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page/trends/spain/
http://www.educ-es.blogspot.ru/
http://turismo-sostenible.org/blog/2008/12/18/navidades-menos-insostenibles/
http://www.vitahealthstores.ca/
http://www.ecologistasenaccion.org/article3725.html

www.desmotivaciones.es 

2 comentaris:

  1. Tienes toda la razón Ferrán, mis hijos solo les interesa la navidad por los regalos regalos... Cuando yo era joven era un momento para disfrutar de los papis en casa, el chocolate con churros... Algo ha cambiado

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    1. Algo ha cambiado, y algo debe cambiar... Nos han metido en la cabeza la máxima de comprar, tirar, comprar... la ilusión a corto plazo (¿cuánto le dura a un peque hoy en día la ilusión por el nuevo juguete?...) y el consumismo salvaje e insostenible... es necesario educar en la calidad,... y no tanto en la cantidad... y hacer ver a l@s pequeñ@s que hay millones de niñ@s que no tienen acceso a tantas cosas... y que así, nos quedaremos sin planeta...

      gracias por el comentario Julia =) Ciao!

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