dilluns, 20 d’agost del 2018

#IFLlutxent, el fuego griego y los egocentristas

Entre el año 674 y el 678 se produjo el asedio árabe de Constantinopla. Los cristianos, sitiados, padecieron, según documentó el cronista Teófanes, un bloqueo marítimo de cuatro largos años por parte de la marina omeya. Cuando la hambruna era más acuciante, un inventor de procedencia siria llamado Kallinikos inventó para el Imperio bizantino una nueva arma devastadora. Los cronistas de la época la bautizaron como el "fuego griego". Aquella invención permitió a los bizantinos quemar la flota musulmana en Cícico y rechazar el asedio árabe de Constantinopla. La ventaja tecnológica que suponía fue responsable de importantes victorias militares bizantinas, y salvó Bizancio en dos asedios musulmanes. Su utilización adecuada aseguró la continuidad del Imperio Bizantino durante siglos y frenó las intenciones expansionistas del Islam evitando la posible conquista de la Europa Occidental desde el Este. El hecho de que el fuego griego, cuya composición exacta se perdió con la caída del imperio, siguiese ardiendo incluso en contacto con el agua contribuyó a perpetuar el poder de Bizancio durante mucho más tiempo.


Fuente: Codex Skylitzes Matritensis, Biblioteca Nacional de Madrid, Vitr. 26-2, Bild-Nr. 77, f 34 v. b.
(tomado de Pászthory, p. 31)

Recientemente hemos asistido a otro fuego griego. Igualmente mortífero y destructor, pero en este caso fruto de los incendios forestales. Y en un ámbito más cercano a nuestro equipo (con su base principal en Valencia, y muy cerca de Llutxent) hemos visto como otro incendio forestal devoraba decenas de viviendas. Por fortuna, gracias a algunas decisiones tomadas a tiempo, sin que haya que lamentar víctimas mortales, en la capital de La Safor (Gandía). Y, como de costumbre en este tipo de casos, surgen conflictos, tensiones, y en nuestro caso, algunas preguntas. Disculpe la gente que quiera leer este artículo su extensión. Los problemas complejos no aceptan razonamientos sencillos, simples ni simplistas. Y este artículo pretende recopilar algunas experiencias relevantes en relación con los incendios forestales que afectan a zonas pobladas.

Resultat d'imatges de greek fire
Incendio en la Interfaz Urbano Forestal en Mati,Grecia, 2018. Fuente: Reuters



Incendio de Interfaz Urbano Forestal en Gandia (IFLlutxent) 2018. Fuente: Medi XXI GSA


¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE DE QUÉ EN MATERIA DE INCENDIOS FORESTALES?

Tod@s tenemos una parte de responsabilidad. No en vano, llevamos (el equipo de Medi XXI GSA que tengo la responsabilidad de coordinar, y otros muchos profesionales de la Comunidad que lucha contra los incendios forestales) intentando trasladar a la sociedad en general la idea de que es una responsabilidad compartida. Hemos trabajado con psicólogos, con antropólogos, sociólogos y otros perfiles del ámbito de las Ciencias Sociales para intentar entender y mejorar los mensajes. Hemos desarrollado trabajos para la caracterización de la percepción social del riesgo. Hemos elaborado material audiovisual, divulgación en redes sociales, y cientos de jornadas formativas. Y tras muchos años de trabajo específico en este ámbito hemos extraído algunas lecciones aprendidas.

Tal vez la más importante sea la de diferenciar la responsabilidad de la culpabilidad. Culpar a los políticos (exclusivamente) es simplista, no sirve para nada, y además, es injusto en términos de responsabilidad social. Culpar a los residentes (exclusivamente) es simplista, no sirve para nada, y además es injusto en términos de responsabilidad (y se puede repetir la misma afirmación con todos los actores). Dada la magnitud, la complejidad y las características del problema de los incendios forestales actuales conviene entender y asumir el concepto "responsabilidad compartida" como base para cualquier otro planteamiento.

Otra de las lecciones aprendidas para por la necesidad de aceptar al fuego como un vecino incómodo que nos visita, nos ha visitado y nos volverá a visitar. La zona mediterránea peninsular padece incendios desde hace miles de años. No es de ayer. Pero en la actualidad, pese a que algunas personas (por lo general o muy dogmatizadas o poco informadas) tachen de alarmismo el hecho de explicar lo que está pasando (Grecia, incendios forestales como bombas atómicas, qué gran verdad) y lo que es peor, lo que va a pasar, estamos viendo incendios diferentes. Más complejos a todas las escalas. Y ante todo, más mortíferos.

2017 triplicó la cifra de víctimas civiles en incendios forestales respecto a una serie de los últimos 30 años (65 víctimas de media contra más de 180 en un solo año). Y 2018 va por el mismo camino. El fuego en la actualidad quema espacios que hacía muchos siglos que no estaban tan forestados. Y eso es mucha energía acumulada que se libera de forma súbita con el incendio forestal.

Pero, ¿Quién es el responsable (que no culpable)? ¿Y en qué se concretan esas responsabilidades? Vamos con algunos datos objetivos.

El siguiente esquema muestra, a escala autonómica valenciana, quién es el responsable de qué escalafón de la planificación. Como puede observarse, hay una parte importante de responsabilidad pública (color verde) que recae sobre la Generalitat Valenciana. Hay otra parte (color rojo) que recae sobre los Ayuntamientos, y, además, hay una parte que recae sobre los propietarios o residentes en áreas de Interfaz Urbano Forestal. Son los Planes de Autoprotección.


Quién es responsable de cada escala de planificación (prevención, emergencias y autoprotección) en el ámbito territorial de la Comunitat Valenciana. Fuente: Generalitat Valenciana


A quienes nos dedicamos a estas cuestiones de los incendios forestales de una forma u otra, y especialmente a los que nos dedicamos a la Interfaz Urbano Forestal desde hace décadas, nos llama la atención que se omita la responsabilidad que tienen las personas cuyas propiedades están en zonas de riesgo. Tal vez resulta impopular. Pero es una realidad. Son los propietarios del riesgo. Aquellas personas que viven o tienen propiedades en zonas de riesgo de incendio forestal poseen la vivienda, pero también el riesgo al que está expuesta esa vivienda (Caballero, D., 2015)

¿Son los únicos responsables? Por supuesto que no. Pero tampoco lo son el resto de actores, y contra ell@s se cargan las tintas de forma sistemática. Y llegados a este punto conviene aclarar un tema: en el Estado Español, de acuerdo con la legislación vigente en materia de protección civil, la AUTOPROTECCIÓN, no es un derecho. Es un deber. Y cabe recordar aquel precepto jurídico que establece que el desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento.

Además, como explicamos en las charlas, ninguna normativa sustituye la prudencia o el sentido común.

Diapositiva utilizada en las jornadas de la campaña #StopAlFoc para explicar a residentes en zonas de riesgo algunos peligros. En la imagen se aprecia a un residente de zona de Interfaz Urbano Forestal con una manguera de riego y cuatro cubos de agua frente a un fuego que sube por una ladera durante el incendio forestal de Cortes de Pallás (Valencia) de 2012.
Fuente: Medi XXI GSA




1. EL ABANDONO RURAL, EL MODELO ECONÓMICO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Echar la culpa a otras causas, personas, colectivos, actores... es algo recurrente, y muy socorrido, pero poco eficaz en términos de resolver el problema. Además, también supone retrasar la solución. Según datos recogidos en el Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU, más del 54% de la población mundial actual reside en áreas urbanas. En 2050 llegará al 66%. Pero el caso occidental es mucho más sangrante. En España, en la actualidad, el 77,7% de la población ya es urbana. Además la población rural está cada vez más envejecida. Y eso se traduce en problemas (síntomas) consecuencia de un modelo social insostenible (enfermedad). El síntoma más masivo y evidente quizá sea el de los incendios forestales. Abandonar el campo y meterse en las ciudades tiene consecuencias. Por un lado, resulta ingenuo pensar que se pueden abordar las dimensiones sociales y ambientales del problema sin hablar de economía. Y por la otra, no pensar en sociedad y medio ambiente resulta imprudente. Hablar de cambios de política, de modelo de desarrollo, de sociedad o de la necesaria conservación de los recursos naturales y no hacerlo de socioeconomía real es un error habitual.


Vista general de la urbanización Montepino afectada por el incendio forestal de Llutxent, 2018
Fuente: Ferran Dalmau - Rovira

¿Cuántas veces se dice "lo que tienen que hacer (impersonal) es limpiar la montaña". Pero ¿quién lo hará? ¿Con qué dinero?. Aquí es donde se diluyen la filosofía más o menos barata, la demagogia y las opiniones. Aquí es donde entra el juego la capacidad para hacer algo, y encontrar caminos de resolución, o para no hacer nada.

La legislación brinda un marco. Pero no siempre una solución. De hecho, la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil, determina que “la protección civil, como instrumento de la política de seguridad pública, es el servicio público que protege a las personas y bienes garantizando una respuesta adecuada ante los distintos tipos de emergencias y catástrofes originadas por causas naturales o derivadas de la acción humana, sea ésta accidental o intencionada”. Es decir, las Administraciones Públicas velan por la seguridad de la ciudadanía a escala Estatal, Autonómica y Local. Pero... (siempre hay un pero) del mismo modo que se establece la responsabilidad pública, se establece el “Deber de cautela y autoprotección”  (Artículo 7).

Es decir, aunque a algunas personas no les guste leerlo, o no quieran entenderlo, la autoprotección, por ley, es un deber. La autoprotección de zonas de alto riesgo ante incendios forestales no puede ni debe ser percibida exclusivamente como un derecho. No lo es. Es una obligación.


2. LOS RESIDENTES TAMBIÉN TIENEN RESPONSABILIDADES

Primera lección aprendida: por lo general las casas se queman a causa de la vegetación y otros combustibles ubicados junto a ella. Normalmente, los de la misma parcela y el mismo propietario. Es lo que el Ingeniero de Montes y experto en Interfaz Urbano Forestal David Caballero denomina "Microescala". El estado de esa escala más cercana a la vivienda puede marcar la diferencia entre que sobreviva al paso del fuego, o no. Hay otros muchos factores que pueden consultarse en estos dos artículos:

Autoprotección doméstica ante incendios forestales parte 1
Autoprotección doméstica ante incendios forestales parte 2



Distribución de la vegetación alrededor de una edificación para mejorar sus condiciones de seguridad en situaciones de pendiente inferior (izquierda) o superior (derecha) al 30%. Conviene dejar con una baja carga de vegetación 50 metros en todas las direcciones para evitar que la radiación pueda afectar a la estructura. Fuente: Medi XXI GSA

Así pues, también hay una responsabilidad privada, que suele omitirse en todas las quejas, reclamaciones, reivindicaciones y protestas (legítimas, faltaría más). Y es que de acuerdo con lo establecido en la Ley 17/2015 y en otros ámbitos normativos, los residentes en zonas de alto riesgo (Interfaz Urbano Forestal) tienen la responsabilidad de autoprotegerse. Y en este caso, el de los incendios que afectan a Interfaz Urbano Forestal, deberían ser los primeros interesados en tomar medidas. Pero por desgracia suelen preferir que otros actores sean los que se encarguen de todo ("lo que tienen que hacer...").

Vivienda inserta en masa forestal. Los árboles pegados a la edificación y su ubicación a media ladera hacen que esté muy expuesta ante un eventual fuego en la zona. Desviar medios para su protección entraña mayores riesgos para los propios Servicios de Emergencia y tener que abandonar la defensa de la masa forestal. Fuente: Medi XXI GSA

Además, en el ámbito autonómico de la Comunitat Valenciana, el Plan de Acción Territorial Forestal (PATFOR) valenciano establece las Condiciones de Seguridad en la Interfaz Urbano - Forestal en su artículo 32, y determina que:

(...) 1. La zona de discontinuidad entre los terrenos urbanos y las formaciones de vegetación forestal ha de tener la anchura correspondiente a un área cortafuegos de orden dos, según la metodología establecida por el Plan de Selvicultura Preventiva de la Comunitat Valenciana, aplicando una corrección en función de la pendiente. La anchura mínima será de veinticinco metros, más un vial de cinco metros de anchura, según marca el artículo 25bis del Decreto 67/2006, de 19 de mayo, del Consell. Dicha distancia se ampliará en función de la pendiente del terreno, alcanzando, como mínimo, los cincuenta metros cuando la pendiente sea superior al treinta por ciento. En el caso de los establecimientos industriales de riesgo medio y alto situados en lugares de viento fuerte, la discontinuidad será de cincuenta metros en el lado de los vientos más desfavorables.

2. Las viviendas aisladas situadas en entornos forestales, o colindantes a los mismos, deberán disponer de un área de defensa frente al riesgo de incendios forestales de, al menos, treinta metros. Dicha distancia se ampliará en función de la pendiente del terreno, alcanzando, como mínimo, los cincuenta metros cuando la pendiente sea superior al treinta por ciento. Estas anchuras podrán reducirse cuando se incorporen infraestructuras que propicien la misma protección frente al incendio forestal que la franja, tales como muros.

3. La responsabilidad de la ejecución y mantenimiento del área de defensa o zona de discontinuidad corresponde al propietario o propietarios de las viviendas o terrenos urbanos.*

4. Cuando la distancia del suelo urbano al terreno forestal sea menor de cien metros deberán realizarse las siguientes actuaciones:
a) En la vegetación interior de la zona urbanizada, que incluya solares, rotondas y jardines particulares y públicos, se reducirá el estrato arbóreo a una fracción de cabida cubierta por debajo del cuarenta por ciento y el arbustivo por debajo del diez por ciento.
b) Poda del arbolado hasta dos tercios de su altura y un máximo de tres metros.
c) Evitar el contacto de la vegetación con las edificaciones, separando las ramas de cualquier tipo de construcción, ya sea auxiliar o principal, a una distancia mínima de tres metros.
d) No acumular residuos o material combustible (leñas, restos de jardinería y otros) o situarlos en zonas protegidas de un eventual incendio.
e) Evitar los setos vivos como elementos de cierre de parcelas.

5. La Administración promoverá la aprobación de una normativa respecto a la prevención de incendios en la interfaz urbano-forestal en la que se regule, entre otras, las obligaciones de los propietarios en la realización y mantenimiento de los espacios de defensa, ya sea individualmente o en órganos de gestión o juntas de propietarios. (...)

* Es decir, que las personas que tienen un chalet en el monte en zona de riesgo, están obligadas, por Decreto, a abonar los costes de las medidas de autoprotección. Esto es así porque como ya se ha expuesto, la autoprotección es una obligación, y no un derecho. Además, tiene lógica. Las actuaciones de autoprotección en la mayoría de los casos no implican a Administraciones Públicas. Al contrario, suele ser un tema entre propietarios privados (unos de suelo forestal, y otros de suelo urbano). En 2016, la Comunitat Valenciana poseía cerca de 1,3 millones de hectáreas de suelo forestal. De ellas, un 55,2 % pertenece a propietarios privados, un 28,95 % a los ayuntamientos, un 9,65 % a la Generalitat y por último hay un importante 6,2 % cuyos propietarios se desconocen.


Casa afectada durante el incendio forestal de Llutxent 2018. El fuego propagó por la propia vegetación de la parcela (mismo propietario). Fuente: © 2018 David Caballero Photo

No tiene sentido que aquel que no recibe ningún beneficio (el del suelo forestal) tenga que pagar para proteger a los que tienen sus viviendas en riesgo. Esto es así para las áreas de Interfaz Urbano Forestal en la Comunitat Valenciana. En suelo forestal sí son los propietarios los responsables de su gestión de acuerdo con la Ley 3/93 forestal de la Comunitat Valenciana, en su reciente de revisión de 2018, en su artículo 36, dice que:

(...) 5. Los propietarios de terrenos forestales y entidades locales de cada demarcación forestal tendrán la obligación de adoptar y ejecutar las medidas de prevención de fuegos forestales incluidas en las directrices de los planes locales de prevención de incendios forestales de cada uno de los entes locales que existan en cada demarcación y deberán ejecutar los trabajos que se especifiquen en la programación de los planes locales de prevención de incendios forestales por su cuenta o mediante acciones concertadas con la administración forestal.

Con el fin de facilitar la ejecución de estos trabajos, la administración forestal establecerá ayudas técnicas, logísticas y económicas al estar en vigor dichos planes.

Estos planes locales tendrán un período de vigencia de quince años, a finales del cual se revisarán. Con el fin de garantizar la vigencia y utilidad del plan, los entes locales deberán enviar un informe anual sobre el estado de desarrollo del plan.

En el caso que, de manera fehaciente, se constate que los propietarios afectados no realizan los trabajos indicados en la programación en el tiempo y forma establecidos, la administración forestal podrá, después de una advertencia previa, hacer uso de la ejecución subsidiaria a coste obligado.

La administración forestal podrá, como último recurso, llevar a cabo acciones concertadas con los entes locales de cada demarcación para hacer efectiva la ejecución administrativa de dichas ejecuciones subsidiarias.

Con motivo de tener que realizar tareas de extinción de incendios forestales, a pesar de que no se cuente con la autorización de los propietarios, se podrá entrar en los terrenos forestales, hacer uso de los caminos y aguas, abrir cortafuegos y establecer contrafuegos. Con posterioridad, se informará a la autoridad judicial a los efectos oportunos en el plazo más breve posible. (...)

Preguntas que surgen, y que algunas personas nos habrán escuchado a mi o a mi equipo hacer en público: Si un árbol ubicado en mi parcela propaga el fuego a través de mi ventana al interior de mi casa,... ¿Quién es el responsable?

La respuesta más habitual es... "el Ayuntamiento"... Y así todo.



Nuestra experiencia con propietarios responsables más reconfortante es haber contribuido a proteger una zona de Interfaz Urbano Forestal. En 2006 una Comunidad (Santa Marina, Carcaixent, Valencia) inició un periplo de años. No fue fácil. Se superaron problemas, desacuerdos, desencuentros, ... pero finalmente la colaboración público - privada acabó con un plan de autoprotección aprobado, una franja perimetral abierta, un sistema de defensa activa instalado... Al principio hubo quien consideró la inversión "carísima"... acabó viéndola baratísima en 2016 cuando el fuego se quedó a las puertas y gracias al trabajo combinado de la prevención previa y el esfuerzo de los Bomberos Forestales se paró sin quemar ni una sola casa. La mayor parte de los fondos salieron de los bolsillos de los residentes. Se pueden consultar los datos en el anejo económico de este informe. Por el contrario, no hacer nada, tiene sus consecuencias. Abrir la franja perimetral en las urbanizaciones habría costado entre 50 y 150 euros por propietario. "Carísimo".


Casa afectada durante el incendio forestal de Llutxent 2018. El fuego propagó por los setos de ciprés. 

Fuente: © 2018 David Caballero Photo



3. LOS RESPONSABLES POLÍTICOS

Que hay responsabilidad política (o irresponsabilidad, según se mire) es más que evidente. La protección civil y la prevención de incendios forestales dependen de una planificación que depende a su vez de la voluntad / prioridad política. Y ya no vale la excusa de que no hay recursos. Es una falacia. La extinción de incendios forestales cuesta a los valencianos y valencianas aproximadamente 80 millones de euros al año.

Reparar lo que ha costado el incendio de Llutxent en zonas como Gandía si atendemos a daños en viviendas, o lo que costará recuperar (si llegamos a verlo) el entorno natural del Surar de Pinet, del Barranc de Borrell... es mucho más caro de lo que habría costado la prevención. Los pleitos, las sentencias, los informes, las gestiones... valen dinero. Y no tomar medidas antes del incendio consume más recursos que hacerlo. ¿Cuándo entenderán esto? Alcaldes y alcaldesas reconociendo que incumplen la normativa porque tienen otras prioridades o no tienen recursos... ¿Es esto responsable? ¿De verdad es más importante cualquier otra cosa que proteger nuestro patrimonio natural? Porque, además de todo lo expuesto, por salvar casas se consume nuestro patrimonio natural.

En este informe de Greenpeace, elaborado para todas las Comunidades Autónomas, en el que hemos tenido la oportunidad de participar, se pone de manifiesto el grado de responsabilidad de los municipios (especialmente) en este ámbito. Y se muestran ejemplos en los que se queman más hectáreas de las que debiera por proteger zonas que deberían estar autoprotegidas. Los resultados son alarmantes:

– En prevención. No se cumple la Ley de Montes que obliga a los municipios en zonas de alto riesgo de incendio (Zonas ZAR) a tener un plan preventivo. Apenas hay planes. Solo 5 comunidades tienen planes, pero son escasos y no se asegura implementación.

– En emergencias. No se cumple la Directriz Básica de Protección Civil que obliga a los municipios en zonas de riesgo que tengan un plan de emergencias. Sin embargo, ¡El 80% de los municipios en zonas de riesgo no tienen plan de emergencias!

– En autoprotección. No se cumple la Directriz Básica de Protección Civil que dice que obliga a los personas propietarias de las viviendas en zonas de riesgo a que tengan planes de autoprotección. Son prácticamente testimoniales. (Greenpeace, 2018)

Teniendo en cuenta las distintas planificaciones (prevención, emergencia y autoprotección), tenemos una valoración global por CC.AA.

Estado de la planificación preventiva, de emergencias y de autoprotección a escala estatal.
Fuente: Greenpeace España

No es lógico, ni sostenible, ni eficaz, ni eficiente estar malgastando dinero público o privado en reparar daños cuando se podrían prevenir con una gestión activa. Especialmente cuando la Ley 43/2003 de Montes establece que aquellas zonas declaradas zonas de alto riesgo de incendio o de protección preferente deben estar provistas de su correspondiente Plan de Defensa.

Esta misma norma también determina que corresponde a las comunidades autónomas la declaración de zonas de alto riesgo y la aprobación de sus planes de defensa. Así mismo, la normativa de las comunidades autónomas determinará las modalidades para la redacción de los planes de defensa (prevención, emergencias, autoprotección…).

Para el lector o lectora no iniciado en estos temas, las Zonas de Alto Riesgo de Incendio (ZAR) son las áreas en las que la frecuencia o virulencia de los incendios forestales, y la importancia de los valores amenazados, hagan necesarias medidas especiales de protección contra los incendios. Son declaradas por la correspondiente Comunidad Autónoma, de acuerdo a la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, modificada por la Ley 10/2006, de 28 de abril. En el caso valenciano, a fecha de mayo de 2018 esta era la situación:

Situación  en el caso valenciano de la planificación de prevención de incendios forestales. Fuente: Generalitat Valenciana

En pocos meses esta situación debería cambiar. La Generalitat Valenciana, tras muchos años sin hacerlo, convocó este año ayudas a la prevención de incendios forestales. Concretamente a la redacción de los planes locales. Se puede leer más en su página web. Una vez redactados los planes, hay que dotarlos. Pero eso da para otro artículo.  Hay quien (de forma simplista, nuevamente) aboga por ir a la vía judicial. Bueno, es una opción. Metamos en la cárcel a todos los responsables políticos que están incumpliendo lo que establece la normativa desde que se aprobó (serían unos cuantos de miles de personas).

¿Solucionaríamos algo?... Pues eso.

Las razones por las que desde el estamento político no se desarrollan los planes es diverso. Y que nadie entienda esto como una defensa de la falta de acción. Hay quien no sabe. Hay quien no quiere. Hay quien no puede. Hay quien ni quiere, ni puede. A lo largo de 15 años de planificación a todas las escalas hemos visto de todo.  Pero la vía judicial solo complica. No resuelve.

¿Significa eso que está bien que no se cumpla la Ley? No. Significa que hay que desarrollar y dotar presupuestariamente los mecanismos administrativos y económicos para que se cumpla. Lo que tampoco tiene lógica es dotar de las competencias, pero no dotar de los recursos a las Administraciones Locales. Y esa razón, la falta de recursos, unida a una falta real de voluntad y de conciencia acerca del problema ambiental, social y económico que suponen y van a suponer los incendios forestales es uno de los principales obstáculos que debe salvarse.



El caso de Xàbia, que padeció un incendio forestal en 2016, supone un ejemplo de reacción adecuada. Tras el fuego se redactó el Plan Local de Prevención de Incendios Forestales que actualmente está en fase de aprobación definitiva y para el que ya se está buscando los fondos que permitan su desarrollo. Hubo afección a viviendas. Hubo polémica. Hubo casas quemadas. Pero la situación se ha reconducido en positivo. ¿Habría sido mejor que se hubiera hecho antes del incendio? Sí, claro. Pero al encontrarse puntos de acuerdo y pulirse los desencuentros se ha podido avanzar en algo más de 2 años. Ahora toca desarrollar acciones durante 10 años (vigencia del plan).


4. LOS PROFESIONALES DE LOS INCENDIOS FORESTALES

Si una cosa resulta evidente en materia de incendios es que las verdades únicas y absolutas son difíciles de establecer. Y a veces hay personas que consideran que su criterio es el único y el mejor... Afortunadamente, la Comunidad de profesionales que rodea el mundo de los incendios forestales suele estar conformada por gente generosa que comparte conocimiento. Un claro ejemplo es la Unidad de Fuegos Forestales que aglutina a más de 5.600 personas de diferentes partes del mundo y que comparten información a través de una conocida red social sin esperar nada a cambio. Y es que el conocimiento compartido es más conocimiento, y es mejor Hace falta una formación unificada de operaciones de defensa contra incendios forestales en la Interfaz Urbano Forestal. Hace falta que todos los operativos hablen el mismo idioma. Hace falta desarrollar por completo el Sistema de Manejo de Emergencias y hacer entender a los responsables (técnicos, políticos y sociales) que si un espacio no es defendible, o por defenderlo se nos va a ir el incendio a miles de hectáreas, hay que sacrificar viviendas (especialmente si están vacías) si la emergencia así lo demanda. No se puede pretender corregir el día del incendio la Dejadez Urbano Forestal de décadas.

Nosotros hace años que hacemos una pregunta en nuestras jornadas: ¿Le gustaría que muera alguien intentando defender su casa vacía? Nos han llegado a decir que "es su trabajo" o que "es su obligación"... ese es el nivel. ¿Hay que mejorar en operaciones? Claro que sí. Siempre se puede mejorar. ¿Estamos asistiendo a nuevos incendios que superan la capacidad de extinción? Sí. El incendio de Llutxent, sobre el que todavía estamos recogiendo datos, ha sido muy complejo desde un punto de vista meteorológico. Como siempre dice David Caballero "la única forma que tenemos de proponer medidas para prevenir desastres es la experimentación científica y la observación y análisis rigurosos de los incendios afectando a interfaz. Es necesario sentarse y estudiar y entender lo ocurrido y no dar mensajes equivocados", A tenor de la visita a las urbanizaciones de Gandía de estos días hemos estado comentando que nos encontramos ante un cambio de paradigma de comunicación. Nosotros también deberemos mejorar nuestra forma de llegar a la población porque pese al ingente esfuerzo que hemos venido desarrollando en los últimos años el problema crece más rápido de lo que somos capaces de generar actuaciones en el sentido correcto de la prevención y la autoprotección.

Nuestra experiencia en materia de operaciones se concentra en el curso que se imparte en la Escuela Nacional de Protección Civil y al que acuden profesionales de toda España. Hasta este año se hacía una edición por curso, este año parece que se harán dos. El equipo de instructores combina la parte de análisis técnico y científico con la experiencia operativa, y en cada edición se nutre de las experiencias del alumnado, que siempre enriquece los contenidos.



Y en este ámbito es conveniente resaltar la imprescindible la colaboración de los medios de comunicación (que también tienen profesionales que se dedican a informar de los incendios forestales, y que pueden hacerlo de muchas formas...). Nuestra experiencia hasta la fecha ha sido intentar formarlos para que informen mejor, y para que no se pongan en riesgos. Como siempre explicamos, en esencia, es una cuestión de prevención de riesgos (para la sociedad, y para los profesionales de la información). Este vídeo muestra una edición del curso organizado por el Cabildo de Gran Canaria al que asistieron periodistas, cámaras, fotógrafos...




La formación continua. homologada, basada en la experiencia... es fundamental. Especialmente en un ámbito tan delicado y complejo como el de los incendios forestales de Interfaz. En palabras de Domingo Molina, uno de los formadores más veterano a escala nacional en materia de incendios forestales."La formación pasa por hacer simulacros y ejercicios lo más cercanos al fuego real. Pasa por  formar para la concienciación, involucración y anticipación para minimizar la exposición al riesgo detectado y por ende aumentar las posibilidades del éxito en el trabajo. Pasa por ser pro-activos (lo opuesto a reactivos). Un departamento o agencia que falla en entrenar a su gente, está entrenando a su gente a fracasar." (Molina, D., 2013)

Lo que no puede, ni debe ser, es responsabilizar al operativo de la Dejadez Urbano Forestal colectiva. Si un espacio no se prepara en tiempos de paz para el día de la guerra, como por desgracia suele ocurrir, es posible que se pierda la batalla. Culpar entonces a los profesionales, nuevamente, puede ser una opción, pero no es justa, ni sostenible en el tiempo. Los Servicios de Emergencia no pueden asumir toda la cadena de irresponsabilidades y dejadez previa al fuego, y mucho menos, arriesgar sus vidas para salvar casas que deberían haber sido protegidas antes.

Unidades de Bomberos Forestales en primera línea trabajando con herramienta manual durante el incendio forestal de Llutxent. Fuente: Generalitat Valenciana


5. TRANQUI COLEGA, LA SOCIEDAD ES LA CULPABLE

Las sociedades modernas occidentales, predominantemente urbanas, viven por lo general con cierta lejanía y en ocasiones con una parte relevante de pasividad y desconocimiento la realidad de los incendios forestales como evento complejo y dependiente de múltiples factores. Esa falta de  proactividad, de información, de una conciencia real de la situación o de una percepción de los riesgos ajustada a la realidad forma parte del problema. No en vano desde los entornos urbanos en ocasiones se considera la necesaria gestión forestal como una agresión al medio ambiente, y a los bosques en especial, sin llegar a entender ni sus bases técnicas y científicas, ni su imperiosa necesidad para la conservación de aquello que se pretende proteger. Pero desgraciadamente, la realidad es tozuda y cada vez más a menudo, la conciencia urbana colectiva, alejada de los ecosistemas agroforestales, la realidad rural, cada día más dura, y su funcionamiento, resulta golpeada por episodios virulentos de fuegos que acaban con de miles de hectáreas quemadas, casas destruidas y víctimas mortales. Por fortuna en el incendio de Llutxent "solo" hay que lamentar daños materiales y muchos daños ambientales en zonas de alto valor (espacios protegidos, zonas ZEPA...).

Seres humanos juegan al golf en Bonneville mientras el incendio forestal de Eagle Creek quema 20.000 hectáreas al otro lado del río Columbia en Oregon. Fuente: Kristi McCluer.

Y eso no es todo. El incendio no acaba cuando se extinguen las llamas. Tras el paso de un fuego intenso comienza todo un proceso de degradación de los suelos, las aguas… proceso que sin las necesarias medidas de restauración acaba degradando progresivamente los ecosistemas forestales. Un centímetro de suelo tarda más de 1.000 años en formarse. Tras el fuego, el suelo desnudo queda expuesto a la lluvia, y vienen las avenidas, las inundaciones, la contaminación de cauces, la pérdida de recursos hídricos, la colmatación de embalses… sus consecuencias pueden alargarse décadas.

Arrastre de sedimentos a causa de las lluvias a las pocas horas de darse por controlado el incendio forestal de Llutxent en el barranc de Borrell. La pérdida de suelo fértil es uno de los grandes problemas tras el paso del fuego. Retrasa la regeneración y favorece las avenidas y las riadas con numerosos arrastres al quedar el terreno desprovisto de protección.
Fuente: Dalmau-Rovira, Ferran, 2018

Pero, aunque pueda sorprender, pese al fuego, la superficie forestada en España sigue creciendo. Entre 2009 y 2015, según datos oficiales del Ministerio, se han incorporado al suelo forestal un total de 144.730 ha. En 2009 la superficie forestal era de 27.664.674 ha, mientras que en 2015 había alcanzado la cifra de 27.809.404 ha. Para entender este dato hay que tener en consideración que la legislación de montes considera suelo forestal “todo terreno en el que vegetan especies forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de siembra o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales, paisajísticas o recreativas”. Al contrario de lo que pueda parecer, España es el tercer país más forestado de la Unión Europea solo por detrás de Suecia y de Filandia (Datos de Eurostat). Casi el 55% de la superficie es forestal. Y es que pese a los incendios forestales, a causa del masivo abandono rural (las tierras de cultivo retornan progresivamente tras dejar de ser cultivadas a terreno forestal), España es ahora más verde de lo que era hace cien años. Y no es una tendencia exclusiva de España. Ocurre lo mismo en casi todo el continente europeo. Según datos de un trabajo del año 2014 de la Universidad holandesa de Wanigen, publicado en Global Change Biology, la superficie cubierta por bosques en Europa ha aumentado más de un tercio entre 1900 y 2010.


ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Hay quien lo soluciona todo con cortafuegos alrededor de las casas. Es una "solución". Pero, ¿igual de anchos para todo el perímetro? ¿Igual de anchos en función del modelo de vegetación / combustible? ¿Igual de anchos en llano que en cabeza de barranco? ¿Y lo tienen que ejecutar las administraciones o los propietarios del riesgo? ¿Y si el suelo por el que transcurre el cortafuegos es privado? ¿Y quién debe pagarlo?

Hay que indicar que el municipio de Gandía dispone de un Plan Local de Prevención de Incendios Forestales aprobado y en vigor desde el año 2010. Ese plan establecía la necesidad de abrir una franja en el perímetro de las urbanizaciones afectadas. Si se le pregunta a cualquier vecino, dirá que debería pagarla el municipio. Pero la realidad es que el PATFOR valenciano contradice esa respuesta. 

Franja perimetral prevista en las urbanizaciones afectadas por el incendio forestal de Llutxent en el término municipal de Gandía según su plan local de prevención de incendios. Fuente: Generalitat Vaenciana

En este caso, es un incendio natural. No hay un pirómano ni un negligente a quien culpar. Y uno de los factores clave no ha sido la cantidad de medios (cientos de combatientes terrestres y decenas de medios aéreos valencianos y venidos de otras Comunidades Autónomas, el 43 Grupo del Ejército del Aire, 4 unidades de élite como las BRIF y personal de la UME de 3 Batallones (Madrid, Zaragoza y Valencia). Ha sido la meteorología adversa. Complicada. Peligrosa.

El fuego de Llutxent fotografiado desde Gandía. Simultáneamente descargas eléctricas procedentes del sistema tormentoso asociado. Fuente: M. Boigues

Apagado el fuego, no se ha acabado el incendio. Al menos, no han acabado sus efectos. Ahora viene la erosión. La pérdida de suelo fértil. La restauración, o no... La descontaminación, o no. Hay que tener en cuenta que se han quemado gran cantidad de sustancias tóxicas que permanecen en forma de cenizas, de polvo, de sedimentos... y las lluvias los fijan al suelo, los arrastran... un desastre.

También hemos identificado aspectos positivos. De hecho, en los trabajos de reconocimiento del impacto hemos podido documentar cómo algunos propietarios, a título particular, habían gestionado una pequeña franja alrededor de su vivienda. Por iniciativa propia y a su cargo. No han sufrido apenas daños en sus viviendas. Buena inversión. Pero la franja de 25 metros de ancho, diseñada por el Plan Local de Prevención de Incendios Forestales, no estaba ejecutada. ¿De quién es la responsabilidad?

También hemos documentado parcelas sin construir en el interior de la urbanización que han propagado el incendio forestal ¿Y si el suelo que ha propagado el fuego a una casa es suelo urbano, por tanto fuera del ámbito de la normativa forestal, pero no estaba construido? ¿Quién es el responsable? La Ley del Suelo, de ámbito estatal, dice en su artículo 16, Contenido del derecho de propiedad del suelo en situación rural o vacante de edificación: deberes y cargas, establece que es un deber de la propiedad:

(...) En el suelo que sea rural a los efectos de esta ley, o esté vacante de edificación, el deber de conservarlo supone costear y ejecutar las obras necesarias para mantener los terrenos y su masa vegetal en condiciones de evitar riesgos de erosión, incendio, inundación, así como daños o perjuicios a terceros o al interés general, incluidos los medioambientales; garantizar la seguridad o salud públicas; prevenir la contaminación del suelo, el agua o el aire y las inmisiones contaminantes indebidas en otros bienes y, en su caso, recuperarlos de ellas en los términos dispuestos por su legislación específica; y asegurar el establecimiento y funcionamiento de los servicios derivados de los usos y las actividades que se desarrollen en el suelo (...)

Parcela urbana con abundante combustible forestal en la urbanización Montepino afectada por el incendio forestal de Llutxent en 2018 que generó afección en las viviendas adyacentes. Fuente: Ferran Dalmau - Rovira

Pero claro, la culpa es "del Ayuntamiento".

Otra consideración: no existe la vegetación ignífuga. Y mucho menos, los cipreses ignífugos. En este tipo de incendios vemos de forma recurrente cómo el fuego propaga por los setos, e incluso afecta a árboles a mucha distancia del frente por paveseo. Como viene demostrando David Caballero desde hace muchos años los cipreses y sus derivados deberían estar prohibidos en zonas de Interfaz Urbano Forestal por el peligro que entrañan y por su papel de propagadores en el interior de los núcleos de población dando continuidad. Otras especies como la hiedra, la adelfa o el lentisco, bien cuidados, no propagan con tanta facilidad y reducen los daños. Pero, ¿Por qué sigue habiendo gente que planta cipreses en su entorno, y acaba ayudando a quemar su propia casa? Habrá que seguir recordándolo. Ahora, y siempre #CipresesARDEN

Higueras de pala arrasadas por el fuego de Llutxent pese a ser plantas crasas con un elevado contenido de humedad en su estructura celular. Fuente: Ferran Dalmau - Rovira

Y una de mis preguntas preferidas: ¿Hasta qué punto es legítimo que una sociedad hipoteque todos sus servicios de emergencia a proteger bienes privados (casas) y tenga que sacrificar en un momento dado un bien colectivo (medio natural, público o privado, que genera beneficios al conjunto de la sociedad) especialmente cuando los propietarios de esos bienes privados no han hecho nada para su autoprotección? ¿Qué decisión tomaría usted?

Lógicamente, por todo lo expuesto, no es tan simple ni tan sencillo tomar decisiones y acometer acciones. A tenor de los incendios suele haber quien adquiere un estado de nerviosismo elevado. Y no nos referimos solo a la ciudadanía (que también). Nos referimos también a sectores técnicos, políticos y profesionales. Como repetimos hasta la saciedad en las jornadas que organizamos (y ya van más de 400), el problema de los incendios forestales es un problema colectivo, y por tanto, implica responsabilidades compartidas.

Hay quien opta por señalar con el dedo acusador contra forestales, bomberos, y equipos de emergencia sin haber estado en un fuego en su vida, y sin saber, por tanto, lo complejo que puede llegar a ser un incidente de esta magnitud.

Hay quien opta por proponer derribos masivos. De verdad. Hay quien lo plantea como opción. Es una solución. Así no se quemarán casas. Pero, ¿derribamos incluso las viviendas legales construidas hace décadas?. Normalmente quien plantea tesis radicales en un sentido u otro lo hace sin valorar los impactos ambientales y los costes sociales y económicos de una propuesta así. Pero opinar, es gratis.

Hay quien opta por acusar a los políticos, culpables siempre de todo, sean o no responsables únicos de la situación. Es algo recurrente. Hay quien opta por acusar a los residentes, por tener una casa en un lugar privilegiado, sean o no responsables únicos de su situación. Tienen una parte de responsabilidad, claro. Como los políticos. Pero es más fácil culpar a unos, y exonerar a otros. Y sobre todo requiere menos esfuerzo de comprensión y rigor. Además, es infinitamente más popular.

Hay quien opta por el dogmatismo y la opinión en lugar de la ciencia, y emite juicios de valor tachando de alarmistas y quien sabe cuántas cosas más a profesionales que a diferencia de muchos de ellos, conocen a la perfección el problema de los incendios dado que los vienen gestionando, apagando o previniendo con su actividad diaria desde hace décadas. Hay quien opta por las medidas coercitivas... por darles caña... porque esto solo se soluciona a base de "cojones"...

Hay quien opta por encerrarse en su verdad absoluta y su creencia de que todo se hace bien, sin admitir la más mínima crítica a su trabajo ni a sus planteamientos, olvidando que los problemas complejos, como el de los incendios forestales, tienen muchas caras, y por ende, muchos puntos de vista que no pueden, ni deben, ser únicos y absolutos.

Al final, parece que mucha gente se mira el ombligo (los egocentristas que activan el modo "Viva yo y mi caballo") y tiende a mirar el problema solo bajo su perspectiva, bajo su punto de vista, y se olvidan de que vivimos en sociedad (conjunto de personas) y que las responsabilidades a los problemas complejos son diversas, y que por su propia definición, requieren soluciones diversas y que implican al conjunto de actores (políticos, técnicos, profesionales, residentes, ciudadanía en general...). Observe el lector que en todo el artículo se habla de responsabilidad, y no de culpa. Son dos conceptos muy diferentes, que conviene apuntalar y usar en su justa medida.

La Real Academia Española de la lengua establece el egocentrismo (del latín ego 'yo', centro e -ismo) y lo define como la "exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales". Y esa es otra parte relevante del problema. No se puede resolver de forma individual (sean individuos o actores individuales) un problema que es colectivo y que entraña una responsabilidad compartida. Si en algún momento "las partes en conflicto" llegan a entender y asumir esto, habremos avanzado mucho.

Y es que como le dijo César, el líder peludo de "El Planeta de los Simios" a su comunidad, "Símios solos, débiles. Simios  unidos fuertes". Conviene recordarnos de vez en cuando que somos simios evolucionados y con menos pelo. Pero simios al fin y al cabo. Y en cualquier caso, la escena de la película ilustra perfectamente que los egocentrismos nos debilitan como especie.



Quien quiera apostar por soluciones "cojonudas" (de cojones, que por cierto están muy lejos del cerebro), o por el dogma y la opinión, en lugar de la ciencias (sociales o aplicadas), que lo haga. Disponemos de avances tecnológicos para contrarrestar "el fuego griego" u otros fuegos similares. No es un problema relacionado con una dimensión técnica. Tiene que ver con la dimensión económica. Tiene que ver con la dimensión ambiental. Y, especialmente, tiene que ver con la dimensión social.

Nosotros, como equipo técnico, seguiremos apostando por la sostenibilidad realista, práctica, efectiva. Por la conciliación de intereses, la integración de actores relevantes, el estudio y el análisis riguroso, por la construcción de escenarios de comprensión entre las partes implicadas (políticos, técnicos, sociedad...), y por intentar aportar soluciones en todas las dimensiones del problema.

Podemos seguir echando culpas unos a otros en lugar de asumir responsabilidades. Si optamos por esa opción, no seamos cínicos ni hipócritas cuando muera gente. A lo hecho, pecho. Viendo casos en otros ámbitos en nuestro entorno cultural igual están esperando a que mueran decenas de personas  atrapadas en una urbanización, o en una cala del Mediterráneo, o unos bomberos intentando defender casas vacías para tomar conciencia. ¿Quién sabe?

Pero nuevamente nos surge una pregunta... ¿No sería mejor empezar a trabajar desde antes del incendio para minimizar daños?

Además de ser mejor, es infinitamente más eficiente, más eficaz y mucho más sostenible.

Cada un@ de ustedes puede ser parte de la solución, o parte del problema

Ustedes eligen. Si no lo hacen por ustedes, piensen al menos en los que vienen detrás...



PD: Gracias a toda la gente que nos ha atendido. A la que nos ha pasado fotos, vídeos, y que nos ha dejado documentar el caso. Gracias a toda la gente de aquí y de allí que se ha dejado el pellejo para apagar este y otros muchos incendios. Sois de lo mejor que tiene esta sociedad. Aunque la sociedad no lo sepa. Un abrazo


REFERENCIAS:

Castellnou, M.; García, A.; El País (24/07/2018) - Grecia, incendios forestales como bombas atómicas - https://elpais.com/elpais/2018/07/24/opinion/1532457837_710821.html

Caballero et al, Informe Greenpeace - Protege tu casa, protege el bosque, 2018 - https://es.greenpeace.org/es/noticias/ante-los-incendios-protege-el-bosque-protege-tu-casa/

Fuchs, R. , Herold, M. , Verburg, P. H., Clevers, J. G. and Eberle, J. (2015), Gross changes in reconstructions of historic land cover/use for Europe between 1900 and 2010. Glob Change Biol, 21: 299-313. doi:10.1111/gcb.12714

Molina et al, MasterFUEGO y Formación de Gestores en Emergencias por IF

Decreto 893/2013 que aprueba la Directriz básica de planificación de protección civil de emergencia por incendios forestales - https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2013-12823
Ley 13/2018, de 1 de junio, de la Generalitat, de modificación de la Ley 3/1993, de 9 de diciembre, de la Generalitat, forestal de la Comunitat Valenciana [2018/5428] (DOGV núm. 8309 de 04.06.2018) Real Decreto Legislativo 7/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana. - Boletín Oficial del Estado de 31-10-2015







3 comentaris: